Y cuando no esperas encontrar salvo los huesos de un guanaco perdido, aparece S. Pablo de Lipez, una aldea perdida, de casas de adobe, con su plaza y su iglesia de adobe.
Te planteas que de que viven, y claro esta que de lo unico que existe, aprovechando un riachuelo que les permite crecer algunos hierbajos, tienen llamas.
Orgullosamente, los habitantes de ese pueblo de unos 250 habitantes te dicen que son la capital de la provincia de Lipez y que tienen el gobierno de la provincia y el Centro de Salud Comunitario.
No lo dude ni un momento, me fui a verlo y para mi sorpresa encontré un equipo multidisciplinar, atento, servicial y lo mejor de todo, ilusionado con su labor, al saber que era medico me invitaron a estar con ellos en la sesión de evaluación y control de su labor, pero tenía que continuar viaje, me dio pena no poder hablar más con ellos, porque esta gente si merece la pena de conocerse.
Sigue contando, me encanta leerte, prontito junto.
ResponderEliminarFelicidades
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